"Gen Z ¿La generación más espiritual, hasta ahora?"
- Samu Uribe
- 25 ago
- 5 Min. de lectura
Estamos quizá frente a la generación más espiritual hasta ahora…
Puede que nunca hayamos visto una generación como esta: sufriendo tanta desconexión, pero hambrienta de sentido e identidad; tan expuesta a la ansiedad, pero tan abierta a lo eterno. Muchos líderes hemos llegado a pensar que esta es la generación más difícil de alcanzar, porque parece que no tienen interés en Dios ni en la iglesia… pero la realidad es sorprendente: Dios se está moviendo y, tal vez, estamos frente a la generación más espiritual de las últimas décadas.
Como líder de jóvenes, es fácil desanimarse al ver que prestan más atención a la pantalla de su celular que a tus predicaciones. Se muestran apáticos y poco interesados en los eventos que organizamos con tanto amor. Pero quiero animarte con esta verdad: ¡no estamos frente a una crisis espiritual, sino ante un cambio de forma!
Esta generación no es menos espiritual; solo está buscando a Dios de maneras que no encajan con nuestros modelos. Lo que a veces interpretamos como apatía o desperdicio de horas en el «screentime» es, en realidad, una búsqueda desesperada de sentido. Y muchos… lo están encontrando en Jesús.
Hace unos meses, el equipo de pastores de jóvenes de Vino Nuevo viajamos a un evento para pastores, donde conocimos a David Kinnaman, presidente del Grupo Barna. Presentó los resultados de una de sus investigaciones más recientes, que muestran el estado de la iglesia en 2025, y lo que escuchamos cambió nuestra perspectiva y nos dejó llenos de esperanza. Lejos de una generación perdida, los estudios muestran algo que debería despertar a cada pastor y líder:
Estamos viendo el mayor crecimiento espiritual en más de una década, y quienes están al frente son los más jóvenes.
Según Barna, el compromiso con Jesús ha aumentado significativamente en un grupo que históricamente mostraba menos interés espiritual: los hombres jóvenes.
En los hombres de la Gen Z, el compromiso con Jesús aumentó 15 puntos desde 2019.
En los hombres millennials, el salto fue de 19 puntos.
(Gen Z: 1999–2015 / Millennials: 1984–1998)
Esto es significativo. Por un lado, es la primera vez que un estudio como este sitúa a la generación más joven encabezando el interés en la fe. Además, son particularmente los hombres quienes están mostrando mayor interés por la espiritualidad. Esto es impresionante, porque rompe con más de 30 años de tendencia en la que las mujeres —especialmente de las generaciones Boomers (1946–1964) y Gen X (1965–1983)— eran quienes mostraban más compromiso espiritual y asistencia a las iglesias.
Anteriormente, los hombres jóvenes retrocedían en la estadística: menos asistencia a la iglesia y menor compromiso.Este cambio me llena de esperanza. ¿Podríamos estar viendo a los futuros esposos, padres y líderes espirituales de la siguiente generación despertando a su fe justo ahora?
¿Comprometidos con Jesús, pero no con la Iglesia?
Aunque el compromiso con Jesús está aumentando, esto no significa necesariamente que más personas estén asistiendo a iglesias. De hecho, Barna encontró que muchas de las personas que se dicen comprometidas con Jesús no se están identificando como cristianas, ni forman parte activa de comunidades de fe.
«Casi 3 de cada 10 personas que no se identifican como cristianas afirman haber hecho un compromiso personal con Jesús.»
¡Wow! Básicamente están diciendo: «Me encontré con Jesús y estoy comprometido con Él, pero no soy cristiano». Creen en Jesús, pero no en nuestros programas o estructuras. El interés espiritual está creciendo, pero fuera de los moldes clásicos.
Para muchos líderes eso puede ser confuso o hacernos sentir perdidos, pero el punto es este:
Jesús está salvando y atrayendo jóvenes a Él, pero muchos aún desconfían de las estructuras de la iglesia, de las reuniones, o incluso del título “cristiano”. Creo que no deberíamos asustarnos con esto, porque no significa que su encuentro con Jesús fue menos real. Simplemente tenemos que ser sabios y animarnos a pensar en cómo discipulamos, cómo abrimos espacios y cómo presentamos el evangelio a una generación que sí quiere a Jesús… solo que aún no sabe cómo encajar en nuestras iglesias.
¿Estamos dispuestos a replantear el discipulado? ¿O preferimos seguir con nuestros programas y perder a una generación entera?
No subestimemos lo que Dios está haciendo. Tampoco critiquemos a los jóvenes si no estamos tomando el tiempo de entender lo que están viviendo; y, por favor, no ignoremos lo que está frente a nuestros ojos.
La historia nos muestra que cada generación ha encontrado rutas hacia encuentros con Jesús; lo importante es que lleguen, aunque no usen la misma ruta que usaste tú.
Hace algunas décadas, lo que a nosotros nos atrajo fue, quizá, entretenimiento dentro de la iglesia, conferencias masivas, predicadores famosos, buena música cristiana y pantallas y luces. Hoy, los jóvenes no están corriendo hacia muchas de las actividades y eventos que hacemos en nuestros auditorios, pero sí están hambrientos de conocer a Jesús. No esperemos que lleguen como antes, o que se impresionen con la última pantalla LED que consiguió la iglesia… Esta generación va a encontrarse mejor con líderes dispuestos a discipular e invertir más tiempo con ellos, aun si es fuera de las estructuras de la iglesia.
Quizá no se vea como una célula o reuniones en casa; tal vez es un espacio con menos personas, pero más relacional. Es responder a sus preguntas y vivir una fe provocativa que eventualmente les invite a participar en la iglesia.
Lo que esta generación necesita (y no necesita)
No quieren humo. Quieren fuego.
No están buscando eventos masivos, anhelan encuentros significativos.
No quieren entretenimiento, quieren una fe productiva que responda a sus preguntas.
Lo que necesitan es una experiencia transformadora con Cristo, aun si no ocurre dentro del templo.
Algunas sugerencias que creo pueden funcionar mejor que lo que estamos haciendo hoy:
Deja de invitar a «nuevos» a tu iglesia… y empieza mejor a invitar a tus jóvenes a profundizar con sus amigos fuera de la iglesia y modelarles a Jesús. Las relaciones genuinas abren más puertas que cualquier evento.
Invierte más tiempo con ellos que en tus redes sociales: aunque las redes sociales son una gran herramienta, no inviertas en ellas más de lo que inviertes en pasar tiempo auténtico con los jóvenes.
Acepta que no puedes competir con el entretenimiento del mundo: lo que antes funcionó en forma de obras de teatro, juegos extremos, pizza gratis; ahora podemos reemplazarlo por más intimidad, profundidad en la Palabra y momentos significativos con los jóvenes.
Deja de celebrar eventos y comienza a priorizar momentos: si seguimos pensando que el éxito es auditorios llenos, vamos a perdernos miles de oportunidades de discipular uno a uno.
Acepta que la forma puede cambiar, pero el mensaje no. El Evangelio sigue siendo poder de Dios (Romanos 1:16), pero hoy puede llegar en un café, en una caminata, en una nota de voz llena de amor y verdad, y no necesariamente desde tu sermón de sábado en la noche (preparado a última hora).
¿Entonces?
No perdamos esta oportunidad por orgullo, rigidez o nostalgia.
Esta generación está haciendo preguntas que solo el evangelio puede responder. Hay sed. Hay hambre. Hay apertura. Pero esa apertura no durará para siempre.
¿Estaremos listos para recibirlos con autenticidad?
¿Nos atreveremos a soltar estructuras?
¿O seguiremos esperando que llenen nuestros eventos y cumplan nuestras metas ministeriales?
La fe sigue viva.
Jesús sigue llamando.
Y la generación más espiritual en décadas… está escuchando.
Totalmente cierto ❤️🔥
¿Se te ocurre alguna otra estrategia?